Vuelven las clases y con ellas los desafíos, no solo para los más chicos, sino también para los adultos que los acompañan. Nuevas relaciones, nuevos compañeros, nuevos profesores y horas fuera de casa, en las que es difícil manejar y controlar ciertas situaciones.
El acoso escolar, o bullying, puede ser frecuente en los centros de enseñanza y se produce cuando un niño o adolescente es agredido física y/o psicológicamente por sus pares o referentes adultos. Cualquiera de las dos caras de la moneda es una situación muy difícil de sobrellevar. Tanto si el niño es víctima o es acosador, hay un valor que podemos promover y es la de la EMPATÍA.
Por definición, la empatía es la capacidad de identificarse con alguien y compartir sus sentimientos, algoesencial para que los niños manejen de mejor forma sus relaciones personales, pero también para que los acompañamos en sus procesos, escuchemos todas las voces cuando ocurre algún suceso de acoso.
Inculcar el valor del respeto por los demás y a tratar a todos por igual sin importar su clase social, color de piel o características físicas, es lo que podemos generar como base en nuestras casas.
Algunas puntualizaciones importantes:
1. Empezar por uno mismo:
Para potenciar la empatía en los niños, será clave nuestro comportamiento como adultos. Cuando se mantiene una actitud de afinidad con los niños, se crean vínculos de seguridad y confianza en la relación.
2. Sé el ejemplo:
Hablá con los niños. Comentales cómo pensás ayudar a algún amigo que esté atravesando por algún momento desafiante o cómo ayudarías a una persona que esté pasando por dificultades. Esto les dará herramientas y un buen espejo dónde mirarse.
3. Alimentá la empatía:
Los niños nacen con la capacidad de sentir este sentimiento, pero es necesario entrenarla durante toda la vida. Aprender sobre este valor requiere de práctica y orientación.
4. Hablá, escuchá, aconsejá:
Escuchar todo lo que los niños tienen para decir es clave. Hablá con ellos de forma regular, conocé a sus amigos, preguntales sobre la escuela e intentá comprender sus preocupaciones sin subestimar ninguna. Haceles sentir confianza en sí mismos y en quienes los rodean.
Desde SEMM creemos en la importancia de ser un buen ejemplo para los niños educando en valores y animándolos a crecer con vínculos saludables fomentando la empatía.